Comentario acerca de la charla realizada el 4 de octubre de 2012.
por Juan Molina y Vedia
Fue muy interesante y abierta la serie de opiniones e impresiones personales que deja abierto el camino para futuras reflexiones que podremos intercambiar seguramente.
por Juan Molina y Vedia
Fue muy interesante y abierta la serie de opiniones e impresiones personales que deja abierto el camino para futuras reflexiones que podremos intercambiar seguramente.
Una cuestión que quiero remarcar, es las
diferentes instancias en que el dibujo entra en nuestra habitual
serie desde la idea inicial al ajuste y finalmente a la
documentación para la construcción
final.
Parece, que hay una tendencia al uso del
dibujo manual, croquis de idea, y a al paulatino desarrollo y
ajuste con la ayuda de la computación que es dominante en la
elaboración de la documentación definitiva.
Como es todo muy dinámico debemos pensar que
esto es una situación dinámica a desarrollarse en el futuro con
imprevisibles resultados.
Cada uno tiene una manera personal de dar
forma a sus ideas, cosa que fue evidente en la forma en que
varios relataron sus experiencias, incluso la influencia del
lugar del pensar y la hora impensada en que una idea nos asalta
y hay que registrarla cierta lentitud relativa de la
computación, y en otras situaciones el caso inverso. Un
verdadero enigma con múltiples soluciones posibles y válidas.
El dibujo de Viñoly para el concurso de la UIA, los de
Soler, los de Ladrón de Guevara, son muestras de la intensidad
de momentos privilegiados que
aparecieron, entre otros en la exposición reciente, que remiten
a otros de Aalto. Siza, Corbu, Wright, Otto Wagner, Baliero, y
tantos más que tienen una intensidad que sólo el dibujo puede
conseguir.
Recomiendo ver el libro “Sobre el dibujo” de
John Berger, publicado
por G.Gili y recientemente comentado en pág 12.
Creo que debemos insistir en reabrir el tema
que se planteó en 1956 con el remplazo de los cursos de dibujo
del maestro Lorenzo Gigli y su reemplazo por los de Visión con
todas sus luces y sombras.
Por alguna razón el dibujo “a mano alzada”
desapareció de nuestros planes de estudios, pero se conservó por
la práctica incesante fuera de todo programa o maturia.
Y esa persistencia tiene sus profundas
razones que debemos interrogar.
Los invito, por mails a continuar el
intercambio de opiniones e impresiones sobre este asunto.
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